sábado, 5 de noviembre de 2011

¡Gracias Egipto!

A pesar de que no suelo versar sobre conciertos y viajes en mi página, la relevancia que ha tenido a nivel personal y artísico mi  reciente viaje a Egipto va a suponer una excepción y quizás un punto de inflexión.
 Más allá de poseer el dudoso honor de ser la ciudad con el tráfico más caotico del mundo,
el Niqab, la acumulación de basura excesiva, la falta de cuidado con el paisaje urbano y una dejadez absoluta con que la administración Mubarak ha condenado a los egipcios a sobrevivir en las ruinas de un pais otrora luminoso y brillante, El Cairo, un hormiguero de 25 millones de habitantes, ha sido mi casa durante los últimos 10 días. Algo que no se puede decir de cada lugar que uno visita.
Egipto rezuma color y olor, su gente es amable y cordial, bromistas y de facil conversación. Me quedan en las retinas, piramides, palmeras, corderos, mangos, laudes, niños que pasean solos por la calle sin peligro ni miedo. Quedan las miradas descaradas de las adolescentes y no tan adolescentes, el té, las calles atestadas a la 1 de la mañana, el mar de Alejandría, beber cerveza en una terraza a 10 pisos de altura, el exquisito pescado, la pasión de la gente antes, durante y tras los conciertos. La música, Nasser Shamma dandote la mano antes de una actuación,un hombre de 70 kilos bajando un frigorífico de metro noventa por una escalera ,¡cinco pisos!, palomitas en cualquier rincón, gatos , camellos, burros, caballos, bueyes,gallinas y vacas. Queda Horus sobrevolando la piramide de Kefren, descender a la piramide roja,a la piramide de Titi y  ascender a la gran piramide. El jazz club con los amigos de Fuego invitandonos a la rumba desmedida, la ciudadela al atardecer. Queda el barrio copto, las barcas sobre el mediterraneo, una reunión técnica en un barco sobre el Nilo,autobuses, taxis, trenes, el sabor casi sempiterno de la tahina en los labios y la calle desierta el Viernes, como si nada hubiese ocurrido.
Quedan Robi, Marc, Franc, Elvira y Ruth.
Quedan Ahmed, Mounir, Gehad, Mohamed y Elhab.
Quedan Amr, Dalia o Fernando.

Y sobre todo me quedan Fariña, Tamara y Álvaro. Mi compadre Álvaro que me ha llevado a Egipto a gozar de una aventura maravillosa, una aventura que no dudo que repetiremos, porque Egipto nos ha acogido como a su propia gente. Nunca sabrán lo muchísimo que me han calado y todo lo que les debo.

شُكراً جَزيلاً

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